Todos sabemos bien lo que es un bizcocho, un tipo de masa empleada en repostería para elaborar tartas, tortas y pasteles esponjosos. Donde los ingredientes básicos son la harina, los huevos y el azúcar.

Pero seguro desconocemos algunas cosas como que:

Existen referencias de un pan similar al bizcocho en la tumba del faraón Ramsés III (1198-1176 a.C.), ubicada en la antigua ciudad de Tebas, Egipto.

El término bizcocho proviene del latín bis coctus, que significa “dos veces cocido”, ya que en sus inicios se cocía dos veces con el objetivo de poder conservarlo por más tiempo. Por esta razón en la antigüedad se consideraba el bizcocho como el pan para los soldados y los navegantes.

Durante la Edad Media los panaderos los elaboraban con frutas y podían durar meses.

En Francia se comienzan a elaborar los bizcochos, casi a la manera que ahora conocemos, en el reinado del Rey Sol, Luis XIV (1638-1715), en cuya corte se hacen muy populares. Gracias a los avances tecnológicos de la época como los hornos más fiables, la manufactura de moldes metálicos en forma de aro que se colocaban sobre una plancha y también la obtención de azúcar más refinado.

A mediamos del siglo XIX, gracias a las harinas refinadas y las levaduras frescas llega el boom del bizcocho difundiéndose por todo el mundo y siendo base y origen de innumerables recetas.

Larga vida al bizcocho.